Energías Comunitarias

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Las energías comunitarias en América Latina constituyen una práctica transformadora que busca garantizar la vida digna y la permanencia en los territorios frente a los impactos del modelo energético dominante, marcado por exclusión, despojo y dependencia. No se reducen a la electricidad ni a la técnica, sino que abarcan una visión integral de la energía como tejido social, cultural y político. Su origen está en comunidades, principalmente rurales, que han respondido a las secuelas de proyectos extractivos e hidroeléctricos, creando alternativas descentralizadas y respetuosas con la vida. Estas iniciativas se basan en principios como la solidaridad, el autoconocimiento, la desprivatización del saber y el buen vivir, promoviendo autonomía, salud y mejores condiciones de trabajo. En la práctica incluyen tecnologías y saberes diversos: biodigestores, sistemas solares, agroecología, bioconstrucción o mingas. Más allá de métricas técnicas, su alcance radica en forjar un modelo energético justo, sustentable y popular capaz de enfrentar la crisis civilizatoria y climática.

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Juan Pablo Soler

"Las energías comunitarias en latinoamérica han surgido como una práctica de construcción de vida digna en territorios rurales y urbanos. Transforman prácticas asociadas al uso de la energía y contribuyen significativamente a la transformación del paradigma de sociedad."




Dictionary Entry 21: Energías Comunitarias Origin: Colombia Region: Latin America / Global South By Juan Pablo Soler Villamizar

Abstract

Related Concepts:

Buen Vivir Autonomía Comunlaidad Minga

Related Keywords:

Autogestión Solidaridad Autoconocimiento Pluralidad de saberes

Las energías comunitarias en América Latina constituyen una práctica transformadora que busca garantizar la vida digna y la permanencia en los territorios frente a los impactos del modelo energético dominante, marcado por exclusión, despojo y dependencia. No se reducen a la electricidad ni a la técnica, sino que abarcan una visión integral de la energía como tejido social, cultural y político. Su origen está en comunidades, principalmente rurales, que han respondido a las secuelas de proyectos extractivos e hidroeléctricos, creando alternativas descentralizadas y respetuosas con la vida. Estas iniciativas se basan en principios como la solidaridad, el autoconocimiento, la desprivatización del saber y el buen vivir, promoviendo autonomía, salud y mejores condiciones de trabajo. En la práctica incluyen tecnologías y saberes diversos: biodigestores, sistemas solares, agroecología, bioconstrucción o mingas. Más allá de métricas técnicas, su alcance radica en forjar un modelo energético justo, sustentable y popular capaz de enfrentar la crisis civilizatoria y climática.

Concepto y orígen

Las energías comunitarias en latinoamérica han surgido como una práctica de construcción de vida digna en territorios rurales y urbanos. Transforman prácticas asociadas al uso de la energía y contribuyen significativamente a la transformación del paradigma de sociedad. Las energías comunitarias superan el reduccionismo de concebir a la energía sólo como electricidad y de concentrar los conocimientos asociados a la energía a un papel exclusivo de la técnica.

Las energías comunitarias hilan y catalizan soluciones estructurales desde lo local, frente a las diversas crisis que configuran la crisis de civilización actual caracterizada por vulnerar el acceso a bienes naturales comunes y la garantía de derechos. Además, son un antídoto a la imposición de las formas de uso, consumo y despilfarro de la energía sobre el que se sostiene el actual modelo energético y que a la vez lo hace insostenible.

La génesis o el origen del concepto es la práctica de comunidades, principalmente rurales, que han actuado frente a las secuelas del modelo energético actual que les excluye o condiciona su acceso a la capacidad de pago. Por ejemplo, el despojo del territorio o las formas de sustento que han sufrido afectados por hidroeléctricas, articulado en el Movimiento colombino Ríos Vivos les ha conducido, por medio de la implementación de energías comunitarias, a construir y avizorar otro modelo energético, descentralizado, respetuoso de sus formas de vida y sustentable.

Es posible reconocer las energías comunitarias como un espacio de confluencia. Su origen no es atribuible a una organización sino a la evolución permanente de prácticas transformadoras, las cuales se encarnan y se basan en la vida comunitaria.

Filosofía y prácticas

Para organizaciones sociales como las Comunidades Sembradoras de Energías, Territorios, Aguas y Autonomías (Comunidades SETAA), la energía comunitaria es un espiral cuyo punto de partida es cualquier iniciativa relacionada con la energía, generación autónoma o uso eficiente, que luego deriva en una serie de una acciones o prácticas que van generando transformaciones socioculturales en los territorios y en el cambio de hábitos relacionados con el uso y goce de la energía. Las energías comunitarias no son estáticas, no son un formato, responden a las necesidades locales de las comunidades rurales o barriales y se adaptan de manera diferencial según el contexto y prácticas culturales locales. Algunos de los principios que sustentan las EC son:

Compartir el conocimiento: usualmente acceder a cierto tipo de conocimiento “técnico” está condicionado para quienes pueden acceder a centros de educación formal o pueden pagar por él. Compartir el conocimiento sin reserva desprivatiza su acceso y posibilita que las personas, procesos o comunidades puedan diseñar, reparar, operar y montar las experiencias eliminando la dependencia. Autoreconocimiento: gran parte de las soluciones y alternativas están arraigadas en la cotidianidad o experiencias tradicionales. Se trata de reconocer prácticas caracterizadas por optimizar procesos energéticos que dan solución a necesidades locales y a la crisis del modelo prevalente. Solidaridad: Compartir, ayudar, sanar y soñar en colectivo hace parte de las dimensiones o valores sobre las cuales se cimenta la implementación de las EC en los territorios. Buen vivir: El uso e implementación de las energías comunitarias es liberador y siembra autonomías que permiten a las comunidades gozar de mejor, salud, disponer de más tiempo libre, mejores condiciones de trabajo, respeta y genera mejores condiciones de otras formas de vida, Transformar relaciones de poder: La puesta en marcha de EC en cualquier fase permite reflexionar sobre la toma de decisiones en las familias, organizaciones y por tanto contribuyen a la transformación de las relaciones de poder desde la comunidad y se proyectan al resto de la comunidad.

En la experiencia de las comunidades SETAA, el fortalecimiento y expansión de las energías comunitarias, siempre en diálogo con las condiciones locales, se sustenta en la articulación de prácticas y tecnologías que aprovechan los potenciales del territorio. En la práctica, ha sido posible identificar distintos grupos de cosechas energéticas —algunas transversales— que recogen la energía del sol, de las aguas, de las nuevas relaciones y de la energía humana. Actualmente, se reconoce que la energía humana atraviesa e impulsa toda práctica o implementación.

Dentro de las cosechas de sol se encuentran los biodigestores, la producción agroecológica de alimentos, los captadores solares y los sistemas fotovoltaicos. En las cosechas de agua destacan el uso de su fuerza para el transporte, la pesca artesanal, los colectores de lluvia, las reforestaciones y la generación hidroeléctrica a pequeña escala (mini, micro o pico). Las cosechas de nuevas relaciones incluyen prácticas de bioconstrucción, ordenamiento territorial, autogestión de la salud, manejo de residuos, monitoreos e investigación comunitaria. Finalmente, las cosechas de energía humana se expresan en formas colectivas como el convite, el brazo cambiado, la mano prestada o la minga, indispensables para poner en marcha y sostener las demás siembras y cosechas. Así, las energías comunitarias se revelan como procesos territoriales de reafirmación cultural, construcción de condiciones de vida digna y generación de soluciones reales y escalables que no trasladan nuevas cargas al sistema energético dominante.

Alcances

Medir o cuantificar los efectos positivos de las energías comunitarias puede resultar complejo. Calcular los kilovatios generados o la reducción de CO₂, aunque útil, es un ejercicio limitado y secundario frente al verdadero alcance de estas iniciativas. Lo central es la construcción de un nuevo modelo energético que entreteje prácticas tradicionales, prioriza la justicia y la sustentabilidad, y propone horizontes que, sin duda, no interesan a los mercaderes de la vida.

En este sentido, las transformaciones locales impulsadas por las energías comunitarias encuentran nuevos usos para la energía, fomentan la descentralización, dan valor agregado a la producción campesina y fortalecen economías propias. Al mismo tiempo, permiten gestionar de manera autónoma problemas ambientales como la deforestación o la contaminación de aguas, reducen riesgos para la salud humana, promueven la inclusión de género y contribuyen a enfrentar la crisis climática. Estas experiencias constituyen una ruta real, escalable y demostrable hacia un modelo energético justo, popular y necesario para garantizar la permanencia de la humanidad en el planeta.

Experiencia de energías comunitarias en el territorio

Un ejemplo concreto de cómo operan las energías comunitarias en Colombia puede verse en el trabajo de las SETAA, un proceso nacional nacido en 2019 como respuesta a los impactos devastadores de megaproyectos hidroeléctricos como Hidroituango, en el departamento de Antioquia. Esta represa, con un embalse de 4,500 hectáreas, no sólo inundó bosques ecosistémicos y modificó la temperatura local, sino que también se levantó en una región marcada por la violencia, con más de cien masacres registradas durante el conflicto armado. Ante estas heridas territoriales y sociales, comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes comenzaron a pensar alternativas energéticas que no reprodujeran la dependencia ni el despojo, sino que partieran de sus propios saberes y necesidades.

La propuesta de energías comunitarias tomó forma a través de procesos de formación e intercambio de experiencias. Inicialmente, las comunidades construyeron biodigestores, estufas eficientes de leña y deshidratadores solares, tecnologías accesibles y apropiadas a los conocimientos locales. Posteriormente, incorporaron sistemas fotovoltaicos para generación eléctrica, siempre con el principio de no crear dependencia técnica ni económica, sino de sembrar capacidades para diseñar, reparar y gestionar colectivamente estas soluciones. Así nació la Escuela de Energías Comunitarias, que formó técnicos y técnicas comunitarias capaces de difundir y sostener estas prácticas en otros territorios. Un aspecto clave es que estas iniciativas no se reducen a lo técnico. Las comunidades han insistido en que la energía debe concebirse también como un tejido social y cultural. Por eso, además de las “cosechas de sol” (paneles, biodigestores), y las “cosechas de agua” (colectores de lluvia, transporte sin motor, pesca artesanal), destacan las cosechas de nuevas relaciones (bioconstrucción, autogestión de la salud, gestión de residuos) y las cosechas de energía humana (minga, convite, mano prestada). Estos elementos reafirman que la energía comunitaria implica transformar las relaciones sociales, culturales y de género: hoy en muchos de estos procesos, son sobre todo las mujeres quienes lideran, al haber reconocido que estas prácticas mejoran directamente la economía y el bienestar de sus hogares.

Los resultados muestran beneficios tangibles: un biodigestor puede ahorrar a una familia hasta 72,000 pesos anuales en la compra de gas, lo que equivale a un ingreso adicional, especialmente significativo para las mujeres. En Santander, un bombeo solar liberó cuatro horas diarias de trabajo manual de riego en viveros comunitarios, tiempo que ahora se dedica a la organización colectiva. Más allá del ahorro económico, estos proyectos generan autonomía, justicia energética y resiliencia frente a la crisis climática, ofreciendo un camino distinto al de las llamadas “comunidades energéticas” impulsadas por el gobierno, más orientadas al negocio que a la autogestión popular.

De este modo, las energías comunitarias en Colombia operan como una respuesta territorial al despojo y a la crisis climática, construyendo soluciones descentralizadas, escalables y profundamente enraizadas en la vida cotidiana. Lejos de ser una simple estrategia tecnológica, son una apuesta por transformar la sociedad desde abajo, con horizontes de justicia, sustentabilidad y dignidad.

Dossier de fuentes

Fotografías

Construcción de biodigestor en convite comunitario en Peque, Antioquia, Comunidades SETAA. 2019. Autocuidado y bienestar para la vida digna y la permanencia en los territorios. https://transicionenergeticajusta.org/autocuidado-y-bienestar-para-la-vida-digna-y-la-permanencia-en-los-territorios/

Biodigestor escolar en la Institución Educativa Santa Rita (Archivo Comunidades SETAA).

Biodigestor Jennifer Tamayo – Comunidades SETAA.

Biodigestor Familiar. San Vicente Ferrer, 2025. Archivo Comunidades SETAA.

Sistema familiar fotovoltaico on-grid.

Intercambio de energías comunitarias en San Vicente Ferrer. Archivo Comunidades SETAA.

Videos

Biodigestor Asvam Peque – Comunidades SETAA: https://www.youtube.com/watch?v=MCfqkL2h3f0 Deshidratador solar para procesamiento de plantas aromáticas y medicinales. Comunidades SETAA. https://www.youtube.com/watch?v=XonKDRlWDoA&t=1s "Los Rayos del Sol, Reflejados en la Producción Campesina de Energía y Alimentos". Fundaexpresion, CENSAT y Ríos Vivos. https://www.youtube.com/watch?v=E39r7PcCA0Y En las montañas del oriente antioqueño @comunidades_setaa impulsa una transición energética justa que nace desde la tierra y se nutre del trabajo colectivo. A través del uso de biodigestores y paneles solares en proyectos productivos agroecológicos disminuyen la dependencia de combustibles fósiles y fortalecen la autonomía alimentaria y energética del territorio. Por MOVILIZATORIO. 2025. https://www.instagram.com/reel/DPSL8SUEU20/?igsh=cHF5ODl0eHV5eXps Calor hogareño - familia Torres Higuita. Comunidades SETAA. https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=MX7g4wEFTig&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Ftransicionenergeticajusta.org%2F Camino al sueño de mi vida- Familia Torres. Comunidades SETAA. https://www.youtube.com/watch?v=VcW6KgjTpTs&t=2s Sistema fotovoltaico Fundación Granja El Puente. Colectivo de Reservas Campesinas y Comunitarias de Santander. https://www.youtube.com/watch?v=4LhgnM7Pq8E

Referencia en medios de comunicación La energía comunitaria en Colombia: Un nuevo paradigma desde el territorio. Disponible en: https://nacla.org/energia-comunitaria-colombia-territorio/ Campesinos crean la primera escuela comunitaria de energías alternativas de Colombia. Disponible en: https://ojoalclima.com/articles/campesinos-crean-la-primera-escuela-comunitaria-de-energias-alternativas-de-colombia

Referencia Bibliográficas

SOLER VILLAMIZAR, Juan P.. 2020. Transición energética en América Latina. CENSAT Agua Viva. Movimiento Ríos Vivos. MAR. Disponible en: https://www.academia.edu/96401310/Transici%C3%B3n_Energ%C3%A9tica_en_Am%C3%A9rica_Latina


. 2021. Energías comunitarias: oportunidades y desafíos en Colombia. CENSAT Agua Viva. Disponible en: https://juanpsoler.wordpress.com/2021/10/

Material de profundización

Exhibición virtual de experiencias para la transición energética Justa. 2023. Disponible en: https://transicionenergeticajusta.org/mapa-de-experiencias/ Soler-Villamizar, J. P. 2022. Ubuntus energéticos en audiencia pública. Revista Raya. Recuperado el 12 de marzo de: https://revistaraya.com/juan-pablo-soler/155-ubuntus-energeticos-en-audiencia-publica.html Soler-Villamizar, J. P. Rodríguez-Jiménez, L. Castrillón F. Et al. 2023. Propuestas para el plan nacional de desarrollo 2023-2026, Ruta de la Transición Energética Justa y Planes Departamentales y Municipales de desarrollo. CENSAT Agua Viva. Recuperado el 20 de abril de: https://censat.org/energiascomunitarias-pnd/ Roa-Avendaño, T; Soler-Villamizar, J. P.; Aristizábal, J. 2018. Transición energética en Colombia: aproximaciones, debates y propuestas. Movimiento Ríos Vivos. Recuperado de: https://co.boell.org/es/2018/03/02/transicion-energetica-en-colombia-aproximaciones-debates-y-propuestas Bertinat, P. 2016. Transición energética justa: Pensando la democratización energética. Montevideo , Uruguay, Friedrich Ebert Stiftung , 2016. Revista ANÁLISIS NO 1, 12/2016.