Difference between revisions of "Concepts:Buen Vivir/Alberto Acosta"

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El '''Buen Vivir''', concepto con raíces en las cosmovisiones de los pueblos originarios del Abya-Yala, propone una forma de vida basada en la armonía, el equilibrio y la relacionalidad entre personas, comunidades, otros seres vivos y la naturaleza, priorizando la reproducción de la vida sobre la acumulación de capital. No es un modelo único, sino una pluralidad de “buenos convivires” que integran reciprocidad, complementariedad y solidaridad, inspirados en diversas tradiciones comunitarias globales (como el ubuntu, swaraj o convivialidad). Frente a la crisis del “progreso” y el “desarrollo”, plantea alternativas postdesarrollistas que descolonizan saberes, rechazan el extractivismo y construyen sociedades solidarias, diversas y sustentables desde las comunidades. Implica repensar la economía, la política y la cultura en clave comunitaria, con una ética de lo suficiente, reconociendo que las transiciones deben gestarse desde abajo para abrir un horizonte civilizatorio más allá del capitalismo.
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== Definición y orígenes del concepto ==
  
* '''Definición y orígenes del concepto'''
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Un principio que inspira al Buen Vivir es la armonía o, si se prefiere, el equilibrio, entendido no como la oposición de fuerzas, sino como la convivencia armónica entre los seres humanos consigo mismos, en comunidad, entre pueblos y naciones, y con la Naturaleza. El Buen Vivir constituye la columna vertebral de sistemas comunitarios: una construcción colectiva basada en formas de convivencia que reconocen la interdependencia de todos los elementos vitales. Desde esta perspectiva, la vida es posible sólo a través de relaciones e interacciones que vinculan a la comunidad humana con el resto de los seres y con el seno de la Naturaleza.
  
Un principio que inspira al Buen Vivir es la armonía o, si se prefiere, el equilibrio, entendido no como la oposición de fuerzas, sino como la convivencia armónica entre los seres humanos consigo mismos, en comunidad, entre pueblos y naciones, y con la Naturaleza. El Buen Vivir constituye la columna vertebral de sistemas comunitarios: una construcción colectiva basada en formas de convivencia que reconocen la interdependencia de todos los elementos vitales. Desde esta perspectiva, la vida es posible sólo a través de relaciones e interacciones que vinculan a la comunidad humana con el resto de los seres y con el seno de la Naturaleza.
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De allí surge un punto central: somos comunidad humana y natural, una sola comunidad de vida. Más que un concepto, el Buen Vivir es una vivencia cotidiana. La relacionalidad es su principio esencial: el mundo se concibe como un flujo incesante de interacciones donde todo se vincula con todo. El dar y recibir, en reciprocidad, complementariedad y solidaridad, constituye la base del Buen Vivir. Trabajar y celebrar son expresiones de la cotidianidad que intensifican la vida, en tanto permiten compartir lo sagrado de la Naturaleza y redistribuir el bienestar.
De allí surge un punto central: somos comunidad humana y natural, una sola comunidad de vida. Más que un concepto, el Buen Vivir es una vivencia cotidiana. La relacionalidad es su principio esencial: el mundo se concibe como un flujo incesante de interacciones donde todo se vincula con todo. El dar y recibir, en reciprocidad, complementariedad y solidaridad, constituye la base del Buen Vivir. Trabajar y celebrar son expresiones de la cotidianidad que intensifican la vida, permiten compartir lo sagrado de la Naturaleza y redistribuir el bienestar.
 
  
 
En este horizonte, el Buen Vivir establece una ética de cuidado hacia uno mismo y hacia todos los seres vivos, humanos y no humanos, para garantizar equilibrios que sostengan la vida. En términos políticos, prioriza la reproducción de la vida por encima de la del capital, mediante procesos de complementariedad permanente. Los pueblos originarios, con sus valores, prácticas y cosmovisiones, mantuvieron este horizonte antes y después de la colonización europea, a pesar de la invisibilización y represión. Hoy, sus propuestas cuestionan de raíz al “desarrollo”, tanto en lo práctico como en lo conceptual, ofreciendo otras formas de ver y transformar el mundo.  
 
En este horizonte, el Buen Vivir establece una ética de cuidado hacia uno mismo y hacia todos los seres vivos, humanos y no humanos, para garantizar equilibrios que sostengan la vida. En términos políticos, prioriza la reproducción de la vida por encima de la del capital, mediante procesos de complementariedad permanente. Los pueblos originarios, con sus valores, prácticas y cosmovisiones, mantuvieron este horizonte antes y después de la colonización europea, a pesar de la invisibilización y represión. Hoy, sus propuestas cuestionan de raíz al “desarrollo”, tanto en lo práctico como en lo conceptual, ofreciendo otras formas de ver y transformar el mundo.  
  
* '''Filosofías y prácticas asociadas'''
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'''Filosofías y prácticas asociadas'''
  
 
Los pueblos originarios del Abya Yala no son los únicos portadores de estas visiones. El Buen Vivir, en esencia, ha sido conocido y practicado en diversos periodos y lugares de la Madre Tierra bajo distintos nombres. Se inscribe en una larga búsqueda de alternativas de vida, forjada en las luchas humanas por la sustentabilidad y las reciprocidades sociales. Existen memorias, experiencias y prácticas comunitarias en todo el mundo que no responden al paradigma del “progreso”. Urge recuperarlas, especialmente desde las múltiples indigenidades, sin romantizarlas.
 
Los pueblos originarios del Abya Yala no son los únicos portadores de estas visiones. El Buen Vivir, en esencia, ha sido conocido y practicado en diversos periodos y lugares de la Madre Tierra bajo distintos nombres. Se inscribe en una larga búsqueda de alternativas de vida, forjada en las luchas humanas por la sustentabilidad y las reciprocidades sociales. Existen memorias, experiencias y prácticas comunitarias en todo el mundo que no responden al paradigma del “progreso”. Urge recuperarlas, especialmente desde las múltiples indigenidades, sin romantizarlas.
  
Estas propuestas no son idénticas, aunque comparten rasgos comunes. Podemos reconocer el comunitarismo zapatista en México; el Ubuntu africano, que concibe a la persona como persona sólo en relación con otros seres; el Swaraj indio, como democracia ecológica radical; o el Kyosei japonés, basado en la cooperación. También las cooperativas Markgenossenschaften de los germanos antiguos, que interesaron a Marx, o el principio de autosuficiencia del svadeshi gandhiano. A estas se suman la convivialidad de Ivan Illich y la “sobriedad feliz” de Pierre Rabhi. La tarea consiste en tender puentes entre estas experiencias para enriquecer el horizonte del Buen Vivir.
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Estas propuestas no son idénticas, aunque comparten rasgos comunes. Podemos reconocer el comunitarismo zapatista en México; el Ubuntu africano, que concibe a la persona como persona sólo en relación con otros seres; el Swaraj indio, como democracia ecológica radical; o el Kyosei japonés, basado en la cooperación. También las “cooperativas de la marca”: Markgenossenschaften de los antiguos germanos, que interesaron a Marx, o el principio de autosuficiencia del svadeshi gandhiano. A estas se suman la convivialidad de Ivan Illich y la “sobriedad feliz” de Pierre Rabhi. La tarea consiste en tender puentes entre estas experiencias para enriquecer el horizonte del Buen Vivir.
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Para rescatar su verdadero sentido, no hay como asociarlo de forma mecánica al “bienestar occidental”. Implica recuperar los saberes de los pueblos originarios y articularlos con otros aportes que posibiliten su realización. No se trata de un concepto único, sino de múltiples experiencias, por lo que conviene hablar de buenos vivires o buenos convivires: entre personas en comunidad, entre comunidades entre sí, y entre comunidades y la Naturaleza. El Buen Vivir sintetiza realidades concretas y visiones utópicas de futuro. Es un proceso permanente de construcción y reconstrucción, no un simple retorno al pasado ni un misticismo indigenista.
  
Para rescatar su verdadero sentido, no basta asociarlo al “bienestar occidental”. Implica recuperar los saberes de los pueblos originarios y articularlos con otros aportes que posibiliten su realización. No se trata de un concepto único, sino de múltiples experiencias, por lo que conviene hablar de buenos vivires o buenos convivires: entre personas en comunidad, entre comunidades entre sí, y entre comunidades y la Naturaleza. El Buen Vivir sintetiza realidades concretas y visiones utópicas de futuro. Es un proceso permanente de construcción y reconstrucción, no un simple retorno al pasado ni un misticismo indigenista.
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'''Retos y oportunidades relacionados con su implementación'''
Retos y oportunidades relacionados con su implementación
 
  
 
La humanidad entera se encuentra en una encrucijada. La promesa hecha hace más de cinco siglos en nombre del “progreso”, reciclada hace más de siete décadas como “desarrollo”, no se ha cumplido ni se cumplirá. Por ello, las críticas al desarrollo y a su matriz, el progreso, eran inevitables y se han transformado en vigorosas propuestas post-desarrollistas.
 
La humanidad entera se encuentra en una encrucijada. La promesa hecha hace más de cinco siglos en nombre del “progreso”, reciclada hace más de siete décadas como “desarrollo”, no se ha cumplido ni se cumplirá. Por ello, las críticas al desarrollo y a su matriz, el progreso, eran inevitables y se han transformado en vigorosas propuestas post-desarrollistas.
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Las visiones, valores y prácticas del Buen Vivir ofrecen herramientas para construir otras formas de vida y tender puentes de respeto entre saberes. Este camino invita a descolonizar la historia y a superar los sentidos comunes y las imágenes engañosas de la modernidad. Romper con sus camisas de fuerza, reales y simbólicas, es hoy una tarea urgente. Implica también recuperar el pasado de culturas históricamente marginadas como continuidad con proyección de futuro, vinculada a luchas de resistencia y re-existencia frente a la conquista y la colonización. Lo esencial es rescatar, sin idealizaciones, los proyectos colectivos de comunidades emparentadas con la vida, especialmente las indígenas, cuya vigencia muestra un “pasado futurista”.
 
Las visiones, valores y prácticas del Buen Vivir ofrecen herramientas para construir otras formas de vida y tender puentes de respeto entre saberes. Este camino invita a descolonizar la historia y a superar los sentidos comunes y las imágenes engañosas de la modernidad. Romper con sus camisas de fuerza, reales y simbólicas, es hoy una tarea urgente. Implica también recuperar el pasado de culturas históricamente marginadas como continuidad con proyección de futuro, vinculada a luchas de resistencia y re-existencia frente a la conquista y la colonización. Lo esencial es rescatar, sin idealizaciones, los proyectos colectivos de comunidades emparentadas con la vida, especialmente las indígenas, cuya vigencia muestra un “pasado futurista”.
  
Ello abre discusiones sobre el lugar de la tecnología, la ciencia y el conocimiento, que deben ponerse al servicio de la vida y no de la acumulación de capital. Supone desmontar objetivos, políticas e instrumentos del desarrollo, incapaces de ofrecer el bienestar prometido. Los conceptos e índices disponibles ya no sirven: son artificios que buscan naturalizar el patrón civilizatorio del progreso como único e inevitable, lo cual constituye una falacia.
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Ello abre discusiones sobre el lugar de la tecnología, la ciencia y el conocimiento, que deben ponerse al servicio de la vida y no de la acumulación de capital. Supone desmontar objetivos, políticas e instrumentos del desarrollo, incapaces de ofrecer el bienestar prometido. Los conceptos e índices disponibles ya no sirven: son artificios que buscan naturalizar el patrón civilizatorio del progreso como único e inevitable, lo que constituye una falacia.
  
 
El afán de desarrollarse ha sacrificado la posibilidad de recorrer caminos propios, distintos de la modernidad y del progreso, responsables de graves violencias contra la vida. El bienestar de los países considerados “desarrollados” se explica por la lógica de la externalización: el confort de unos pocos se sostiene sobre la pobreza de muchos y sobre la destrucción de la Tierra. De ahí la necesidad de desmontar el concepto mismo de desarrollo, convertido en entelequia que norma la vida de gran parte de la humanidad.
 
El afán de desarrollarse ha sacrificado la posibilidad de recorrer caminos propios, distintos de la modernidad y del progreso, responsables de graves violencias contra la vida. El bienestar de los países considerados “desarrollados” se explica por la lógica de la externalización: el confort de unos pocos se sostiene sobre la pobreza de muchos y sobre la destrucción de la Tierra. De ahí la necesidad de desmontar el concepto mismo de desarrollo, convertido en entelequia que norma la vida de gran parte de la humanidad.
  
Al mismo tiempo, el Buen Vivir no puede asumirse como receta universal ni aplicarse mecánicamente en cualquier contexto. No existen fórmulas fijas: se trata de procesos múltiples, situados en realidades diversas. En este sentido, surge el debate sobre indicadores adecuados. Pero tal ejercicio sería inútil e incluso nocivo si no se clarifican antes los fundamentos del Buen Vivir. El riesgo es caer en nuevos tecnicismos o voluntarismos. Los indicadores, si existen, deben surgir desde los buenos convivires, reflejando la pluralidad de cada experiencia y evitando reproducir trampas conceptuales de la modernidad.
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Al mismo tiempo, el Buen Vivir no puede asumirse como receta universal ni aplicarse mecánicamente en cualquier contexto. No existen fórmulas fijas: se trata de procesos múltiples, situados en realidades diversas. En este sentido, surge el debate sobre indicadores adecuados. Pero tal ejercicio sería inútil e incluso nocivo si no se clarifican antes los fundamentos del Buen Vivir. El riesgo es caer en nuevos tecnicismos o voluntarismos. Los indicadores deben surgir desde esos buenos convivires, reflejando la pluralidad de cada experiencia y evitando reproducir trampas conceptuales de la modernidad.
  
Es igualmente importante no confundir el Buen Vivir con “vivir mejor”. Este último remite a un progreso material ilimitado y competitivo, que fomenta la acumulación permanente. Para que algunos puedan vivir mejor, millones han debido vivir mal, mientras la naturaleza es devastada. El Buen Vivir no implica repetir ese proceso; busca, en cambio, armonía y suficiencia compartida. No se trata de acumular más, sino de sostener equilibrios de vida.
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Es igualmente importante no confundir el Buen Vivir con “vivir mejor”. Este último remite a un progreso material ilimitado y competitivo, que fomenta la acumulación permanente. Para que algunos puedan vivir mejor, millones han debido vivir mal, mientras la Naturaleza es devastada. El Buen Vivir no implica repetir ese proceso; busca, en cambio, armonía y suficiencia compartida. No se trata de acumular más, sino de sostener equilibrios de vida.
  
 
La construcción del Buen Vivir no es sencilla. No se pueden repetir modos de vida social y ecológicamente insostenibles. Se trata de edificar sociedades solidarias y sustentables dentro de instituciones que garanticen vida digna. El Buen Vivir se orienta hacia una ética de lo suficiente para la comunidad y no para individuos aislados. Esto requiere cambios estructurales en todas las dimensiones de la vida: la economía, la política y la cultura deben reorientarse hacia prácticas comunitarias, plurales y diversas, alejadas de visiones unidimensionales o monoculturales.
 
La construcción del Buen Vivir no es sencilla. No se pueden repetir modos de vida social y ecológicamente insostenibles. Se trata de edificar sociedades solidarias y sustentables dentro de instituciones que garanticen vida digna. El Buen Vivir se orienta hacia una ética de lo suficiente para la comunidad y no para individuos aislados. Esto requiere cambios estructurales en todas las dimensiones de la vida: la economía, la política y la cultura deben reorientarse hacia prácticas comunitarias, plurales y diversas, alejadas de visiones unidimensionales o monoculturales.
  
 
El Estado, tal como existe, no tiene capacidad para abordar transformaciones de raíz, como repensar el mundo del trabajo y redistribuirlo hacia una sociedad donde el ocio creativo sea un derecho. En el horizonte del Buen Vivir, la división entre trabajo y ocio se disuelve en nuevas formas de convivencia digna, incluso festiva. Por ello, las transiciones deben nacer desde abajo, en barrios y comunidades, que son los espacios de transformación efectiva. Desde allí no solo se debe presionar a los Estados, sino transformarlos estructuralmente.
 
El Estado, tal como existe, no tiene capacidad para abordar transformaciones de raíz, como repensar el mundo del trabajo y redistribuirlo hacia una sociedad donde el ocio creativo sea un derecho. En el horizonte del Buen Vivir, la división entre trabajo y ocio se disuelve en nuevas formas de convivencia digna, incluso festiva. Por ello, las transiciones deben nacer desde abajo, en barrios y comunidades, que son los espacios de transformación efectiva. Desde allí no solo se debe presionar a los Estados, sino transformarlos estructuralmente.
 
 
En síntesis, el Buen Vivir es una propuesta civilizatoria que plantea un horizonte de salida frente a la civilización del capital.
 
En síntesis, el Buen Vivir es una propuesta civilizatoria que plantea un horizonte de salida frente a la civilización del capital.
Lecturas adicionales y participación
 
  
'''Referencias'''
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'''Lecturas clave'''
  
Chuji, M., Rengifo, G. y Gudynas, E. (2019). “Buen Vivir”. En Kotheri, A., Salleh, A., Escobar, A., Demaría, F y Acosta, A. A Pluriverse: A Post-Development Dictionary. (111-113). https://radicalecologicaldemocracy.org/wp-content/uploads/2020/09/Pluriverse-full-printable-version-July-2019.pdf  
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* Chuji, M., Rengifo, G. y Gudynas, E. (2019). “Buen Vivir”. En Kotheri, A., Salleh, A., Escobar, A., Demaría, F y Acosta, A. A Pluriverse: A Post-Development Dictionary. (111-113). https://radicalecologicaldemocracy.org/wp-content/uploads/2020/09/Pluriverse-full-printable-version-July-2019.pdf  
 
Rengifo, G. (Ed.) (2002), Allin Kawsay: El bienestar en la concepción andino amazónica. Lima: Andean Project of Peasant Technologies (PRATEC). https://www.pratec.org/wpress/pdfs-pratec/allin-kawsay.pdf  
 
Rengifo, G. (Ed.) (2002), Allin Kawsay: El bienestar en la concepción andino amazónica. Lima: Andean Project of Peasant Technologies (PRATEC). https://www.pratec.org/wpress/pdfs-pratec/allin-kawsay.pdf  
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* Chancosa, Blanca [2014], “Sumak Kawsay desde la visión de la mujer”, en Hidalgo–Capitán, Antonio Luis; Alejandro Guillén García; Nancy Deleg Guazha [Edits.], Antología del Pensamiento Indigenista Ecuatoriano sobre Sumak Kawsay, Universidad de Cuenca y Universidad de Huelva.
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* Acosta, Alberto [2025], El Buen Vivir Sumak Kawsay, una oportunidad para imaginar otros mundos, Abya-Yala, Ecuador. También en portugués O bem viver – Uma oportunidade para imaginar otros mundos, Elefante Editora, Brasil. 
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'''Lecturas Adicionales'''
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* Acosta, Alberto [2021], “Ocio y trabajo, en clave de buen vivir reflexiones para construir otro futuro” en Alberto Acosta, Pascual García, Ronaldo Munck (Edits.), Posdesarrollo – Contexto, contradicciones y futuros, Quito, UTPL – Abya-Yala.
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* Acosta, Alberto [2020], “El Buen Vivir o una salida del laberinto unidimensional del desarrollo”, en Anthropos. Cuadernos de Cultura Crítica y Conocimiento 257, México, Editorial Siglo XXI, BIEN-ESTAR HUMANO/Segunda Parte, octubre-diciembre. Número coordinado por: Julio Boltvinik, El Colegio de México.
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* Giraldo, Omar Felipe (2014); Utopías en la era de la supervivencia – Una interpretación del Buen Vivir, Editorial ITACA, México.
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* Gudynas, Eduardo y Alberto Acosta [2011], “La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa”, en la revista Utopía y Praxis Latinoamericana, Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social, Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos (CESA), Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad del Zulia–Venezuela, Año 16. Nº 53. Abril–Junio.
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* Gudynas, Eduardo y Alberto Acosta [2011], “El buen vivir o la disolución de la idea del progreso” en Mariano Rojas (Edit.) La medición del progreso y del bienestar – Propuestas desde América Latina, México, Foro Consultivo Científico y Tecnológico de México.
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* Gudynas, Eduardo [2014], “Buen Vivir: sobre secuestros, domesticaciones, rescates y alternativas”, en Bifurcación del Buen Vivir y el sumak kawsay, Quito, Ediciones SUMAK.
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* Illich, Ivan [1973], La convivencialidad, Barcelona, Barral Editores.
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* Huanacuni Mamani, Fernando [2010], Vivir Bien / Buen Vivir Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales, La Paz, Convenio Andrés Bello, Instituto Internacional de Investigación y CAOI.
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* Oviedo Freire, Atawallpa (2011); Qué es el sumakawsay – Más allá del socialismo y capitalismo, Quito.
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* Pacari, Nina [2014], “Sumak Kawsay para que tengamos vida”, en Hidalgo–Capitán, Antonio Luis, Alejandro Guillén García, Nancy Deleg Guazha (Edits.) Antología del Pensamiento Indigenista Ecuatoriano sobre Sumak Kawsay, España, Universidad de Cuenca y Universidad de Huelva.
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* Rahbi, Pierre [2013], Hacia la sobriedad feliz, Madrid, Errata Natrae.
  
 
'''Otros Recursos en línea'''
 
'''Otros Recursos en línea'''
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* Vivir Bien / Buen Vivir, Fundación Solón https://www.youtube.com/watch?v=PZ5AhxMDZyg
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* Buen Vivir por Alberto Acosta, para seminario de Cáritas Diocesana de Caicó, Brasil… https://www.youtube.com/watch?v=Dh-6EhOGXVg
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* Buen Vivir (Alberto Acosta, en alemán, con música de Grupo SAL) https://vimeo.com/179033138
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* El Buen Vivir. Una charla con Alberto Acosta https://www.youtube.com/watch?v=SZ7wUzUMjxA
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* Buen Vivir - Alberto Acosta, Ecuador & Olenka Stefanny Magallanes Prado, Perú (español) https://www.youtube.com/watch?v=jLuZr0HELPY

Revision as of 13:15, 17 October 2025

El Buen Vivir, concepto con raíces en las cosmovisiones de los pueblos originarios del Abya-Yala, propone una forma de vida basada en la armonía, el equilibrio y la relacionalidad entre personas, comunidades, otros seres vivos y la naturaleza, priorizando la reproducción de la vida sobre la acumulación de capital. No es un modelo único, sino una pluralidad de “buenos convivires” que integran reciprocidad, complementariedad y solidaridad, inspirados en diversas tradiciones comunitarias globales (como el ubuntu, swaraj o convivialidad). Frente a la crisis del “progreso” y el “desarrollo”, plantea alternativas postdesarrollistas que descolonizan saberes, rechazan el extractivismo y construyen sociedades solidarias, diversas y sustentables desde las comunidades. Implica repensar la economía, la política y la cultura en clave comunitaria, con una ética de lo suficiente, reconociendo que las transiciones deben gestarse sobre todo desde abajo para abrir un horizonte civilizatorio más allá del capitalismo.

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Alberto Acosta

"El Buen Vivir, en esencia, ha sido conocido y practicado en diversos periodos y lugares de la Madre Tierra bajo distintos nombres"




Definición y orígenes del concepto

Un principio que inspira al Buen Vivir es la armonía o, si se prefiere, el equilibrio, entendido no como la oposición de fuerzas, sino como la convivencia armónica entre los seres humanos consigo mismos, en comunidad, entre pueblos y naciones, y con la Naturaleza. El Buen Vivir constituye la columna vertebral de sistemas comunitarios: una construcción colectiva basada en formas de convivencia que reconocen la interdependencia de todos los elementos vitales. Desde esta perspectiva, la vida es posible sólo a través de relaciones e interacciones que vinculan a la comunidad humana con el resto de los seres y con el seno de la Naturaleza.

De allí surge un punto central: somos comunidad humana y natural, una sola comunidad de vida. Más que un concepto, el Buen Vivir es una vivencia cotidiana. La relacionalidad es su principio esencial: el mundo se concibe como un flujo incesante de interacciones donde todo se vincula con todo. El dar y recibir, en reciprocidad, complementariedad y solidaridad, constituye la base del Buen Vivir. Trabajar y celebrar son expresiones de la cotidianidad que intensifican la vida, en tanto permiten compartir lo sagrado de la Naturaleza y redistribuir el bienestar.

En este horizonte, el Buen Vivir establece una ética de cuidado hacia uno mismo y hacia todos los seres vivos, humanos y no humanos, para garantizar equilibrios que sostengan la vida. En términos políticos, prioriza la reproducción de la vida por encima de la del capital, mediante procesos de complementariedad permanente. Los pueblos originarios, con sus valores, prácticas y cosmovisiones, mantuvieron este horizonte antes y después de la colonización europea, a pesar de la invisibilización y represión. Hoy, sus propuestas cuestionan de raíz al “desarrollo”, tanto en lo práctico como en lo conceptual, ofreciendo otras formas de ver y transformar el mundo.

Filosofías y prácticas asociadas

Los pueblos originarios del Abya Yala no son los únicos portadores de estas visiones. El Buen Vivir, en esencia, ha sido conocido y practicado en diversos periodos y lugares de la Madre Tierra bajo distintos nombres. Se inscribe en una larga búsqueda de alternativas de vida, forjada en las luchas humanas por la sustentabilidad y las reciprocidades sociales. Existen memorias, experiencias y prácticas comunitarias en todo el mundo que no responden al paradigma del “progreso”. Urge recuperarlas, especialmente desde las múltiples indigenidades, sin romantizarlas.

Estas propuestas no son idénticas, aunque comparten rasgos comunes. Podemos reconocer el comunitarismo zapatista en México; el Ubuntu africano, que concibe a la persona como persona sólo en relación con otros seres; el Swaraj indio, como democracia ecológica radical; o el Kyosei japonés, basado en la cooperación. También las “cooperativas de la marca”: Markgenossenschaften de los antiguos germanos, que interesaron a Marx, o el principio de autosuficiencia del svadeshi gandhiano. A estas se suman la convivialidad de Ivan Illich y la “sobriedad feliz” de Pierre Rabhi. La tarea consiste en tender puentes entre estas experiencias para enriquecer el horizonte del Buen Vivir.

Para rescatar su verdadero sentido, no hay como asociarlo de forma mecánica al “bienestar occidental”. Implica recuperar los saberes de los pueblos originarios y articularlos con otros aportes que posibiliten su realización. No se trata de un concepto único, sino de múltiples experiencias, por lo que conviene hablar de buenos vivires o buenos convivires: entre personas en comunidad, entre comunidades entre sí, y entre comunidades y la Naturaleza. El Buen Vivir sintetiza realidades concretas y visiones utópicas de futuro. Es un proceso permanente de construcción y reconstrucción, no un simple retorno al pasado ni un misticismo indigenista.

Retos y oportunidades relacionados con su implementación

La humanidad entera se encuentra en una encrucijada. La promesa hecha hace más de cinco siglos en nombre del “progreso”, reciclada hace más de siete décadas como “desarrollo”, no se ha cumplido ni se cumplirá. Por ello, las críticas al desarrollo y a su matriz, el progreso, eran inevitables y se han transformado en vigorosas propuestas post-desarrollistas.

Las visiones, valores y prácticas del Buen Vivir ofrecen herramientas para construir otras formas de vida y tender puentes de respeto entre saberes. Este camino invita a descolonizar la historia y a superar los sentidos comunes y las imágenes engañosas de la modernidad. Romper con sus camisas de fuerza, reales y simbólicas, es hoy una tarea urgente. Implica también recuperar el pasado de culturas históricamente marginadas como continuidad con proyección de futuro, vinculada a luchas de resistencia y re-existencia frente a la conquista y la colonización. Lo esencial es rescatar, sin idealizaciones, los proyectos colectivos de comunidades emparentadas con la vida, especialmente las indígenas, cuya vigencia muestra un “pasado futurista”.

Ello abre discusiones sobre el lugar de la tecnología, la ciencia y el conocimiento, que deben ponerse al servicio de la vida y no de la acumulación de capital. Supone desmontar objetivos, políticas e instrumentos del desarrollo, incapaces de ofrecer el bienestar prometido. Los conceptos e índices disponibles ya no sirven: son artificios que buscan naturalizar el patrón civilizatorio del progreso como único e inevitable, lo que constituye una falacia.

El afán de desarrollarse ha sacrificado la posibilidad de recorrer caminos propios, distintos de la modernidad y del progreso, responsables de graves violencias contra la vida. El bienestar de los países considerados “desarrollados” se explica por la lógica de la externalización: el confort de unos pocos se sostiene sobre la pobreza de muchos y sobre la destrucción de la Tierra. De ahí la necesidad de desmontar el concepto mismo de desarrollo, convertido en entelequia que norma la vida de gran parte de la humanidad.

Al mismo tiempo, el Buen Vivir no puede asumirse como receta universal ni aplicarse mecánicamente en cualquier contexto. No existen fórmulas fijas: se trata de procesos múltiples, situados en realidades diversas. En este sentido, surge el debate sobre indicadores adecuados. Pero tal ejercicio sería inútil e incluso nocivo si no se clarifican antes los fundamentos del Buen Vivir. El riesgo es caer en nuevos tecnicismos o voluntarismos. Los indicadores deben surgir desde esos buenos convivires, reflejando la pluralidad de cada experiencia y evitando reproducir trampas conceptuales de la modernidad.

Es igualmente importante no confundir el Buen Vivir con “vivir mejor”. Este último remite a un progreso material ilimitado y competitivo, que fomenta la acumulación permanente. Para que algunos puedan vivir mejor, millones han debido vivir mal, mientras la Naturaleza es devastada. El Buen Vivir no implica repetir ese proceso; busca, en cambio, armonía y suficiencia compartida. No se trata de acumular más, sino de sostener equilibrios de vida.

La construcción del Buen Vivir no es sencilla. No se pueden repetir modos de vida social y ecológicamente insostenibles. Se trata de edificar sociedades solidarias y sustentables dentro de instituciones que garanticen vida digna. El Buen Vivir se orienta hacia una ética de lo suficiente para la comunidad y no para individuos aislados. Esto requiere cambios estructurales en todas las dimensiones de la vida: la economía, la política y la cultura deben reorientarse hacia prácticas comunitarias, plurales y diversas, alejadas de visiones unidimensionales o monoculturales.

El Estado, tal como existe, no tiene capacidad para abordar transformaciones de raíz, como repensar el mundo del trabajo y redistribuirlo hacia una sociedad donde el ocio creativo sea un derecho. En el horizonte del Buen Vivir, la división entre trabajo y ocio se disuelve en nuevas formas de convivencia digna, incluso festiva. Por ello, las transiciones deben nacer desde abajo, en barrios y comunidades, que son los espacios de transformación efectiva. Desde allí no solo se debe presionar a los Estados, sino transformarlos estructuralmente. En síntesis, el Buen Vivir es una propuesta civilizatoria que plantea un horizonte de salida frente a la civilización del capital.

Lecturas clave

Rengifo, G. (Ed.) (2002), Allin Kawsay: El bienestar en la concepción andino amazónica. Lima: Andean Project of Peasant Technologies (PRATEC). https://www.pratec.org/wpress/pdfs-pratec/allin-kawsay.pdf

  • Chancosa, Blanca [2014], “Sumak Kawsay desde la visión de la mujer”, en Hidalgo–Capitán, Antonio Luis; Alejandro Guillén García; Nancy Deleg Guazha [Edits.], Antología del Pensamiento Indigenista Ecuatoriano sobre Sumak Kawsay, Universidad de Cuenca y Universidad de Huelva.
  • Acosta, Alberto [2025], El Buen Vivir Sumak Kawsay, una oportunidad para imaginar otros mundos, Abya-Yala, Ecuador. También en portugués O bem viver – Uma oportunidade para imaginar otros mundos, Elefante Editora, Brasil.

Lecturas Adicionales

  • Acosta, Alberto [2021], “Ocio y trabajo, en clave de buen vivir reflexiones para construir otro futuro” en Alberto Acosta, Pascual García, Ronaldo Munck (Edits.), Posdesarrollo – Contexto, contradicciones y futuros, Quito, UTPL – Abya-Yala.
  • Acosta, Alberto [2020], “El Buen Vivir o una salida del laberinto unidimensional del desarrollo”, en Anthropos. Cuadernos de Cultura Crítica y Conocimiento 257, México, Editorial Siglo XXI, BIEN-ESTAR HUMANO/Segunda Parte, octubre-diciembre. Número coordinado por: Julio Boltvinik, El Colegio de México.
  • Giraldo, Omar Felipe (2014); Utopías en la era de la supervivencia – Una interpretación del Buen Vivir, Editorial ITACA, México.
  • Gudynas, Eduardo y Alberto Acosta [2011], “La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa”, en la revista Utopía y Praxis Latinoamericana, Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social, Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos (CESA), Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad del Zulia–Venezuela, Año 16. Nº 53. Abril–Junio.
  • Gudynas, Eduardo y Alberto Acosta [2011], “El buen vivir o la disolución de la idea del progreso” en Mariano Rojas (Edit.) La medición del progreso y del bienestar – Propuestas desde América Latina, México, Foro Consultivo Científico y Tecnológico de México.
  • Gudynas, Eduardo [2014], “Buen Vivir: sobre secuestros, domesticaciones, rescates y alternativas”, en Bifurcación del Buen Vivir y el sumak kawsay, Quito, Ediciones SUMAK.
  • Illich, Ivan [1973], La convivencialidad, Barcelona, Barral Editores.
  • Huanacuni Mamani, Fernando [2010], Vivir Bien / Buen Vivir Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales, La Paz, Convenio Andrés Bello, Instituto Internacional de Investigación y CAOI.
  • Oviedo Freire, Atawallpa (2011); Qué es el sumakawsay – Más allá del socialismo y capitalismo, Quito.
  • Pacari, Nina [2014], “Sumak Kawsay para que tengamos vida”, en Hidalgo–Capitán, Antonio Luis, Alejandro Guillén García, Nancy Deleg Guazha (Edits.) Antología del Pensamiento Indigenista Ecuatoriano sobre Sumak Kawsay, España, Universidad de Cuenca y Universidad de Huelva.
  • Rahbi, Pierre [2013], Hacia la sobriedad feliz, Madrid, Errata Natrae.

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